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Opinión

Cascos Verdes y piscinas de ranas

Los líderes nacen, o los líderes se hacen, aunque la idea de líder enraíza en un pensamiento tan jerárquico como poco democrático. Pensar que hay una institución enfocada en crear líderes resulta algo tan ridículo como preocupante, ya que la intención que subyace es la de controlar a los movimientos sociales como ya sucede en muchas partes del mundo, especialmente en Latinoamérica, por la cooptación de sus líderes. Si éstos aparecen ya desde el comienzo como cooptados, el trabajo se simplifica. Y éste parece ser el objetivo de CIFAL, que se define como Centro Internacional de Formación de Autoridades y Líderes, que es dependiente de Naciones Unidas.

Y es que a los distintos gobiernos, no digamos ya a las multinacionales, les gusta rodearse de colectivos un tanto edulcorados que aplaudan su propaganda social o medioambiental, con o sin subvención de por medio, mientras siguen engrasando la maquinaria capitalista de destrucción del planeta. Propaganda verde, en muchos casos, que hace más mal que bien. Así, en la Sierra de las Nieves han creado un grupo de voluntarios controlado por los ingenieros que dirigen el Parque Nacional con el que evitan contratar a trabajadores mientras realizan tareas de mantenimiento o de dudosa conservación.

Y para el caso de Sierra Bermeja se han creado los “Cascos Verdes”, vinculados a Naciones Unidas, como una emulación de los polémicos Cascos Azules, ésos que pretenden conseguir la paz empuñando un arma, a la par que vuelven la vista ante los conflictos más injustos o cometen cualquier clase de abusos. Estos Cascos Verdes, además, están financiados por Amazon. Y es que varias multinacionales han puesto ya sus ojos en Sierra Bermeja, con la excusa del incendio, para realizar propaganda medioambiental que no ayuda en absoluto a la recuperación del ecosistema sino, simplemente, a hacer jardinería, puesto que se dedican a la siembra de especies forestales que no son naturales del ecosistema (sin importarles los endemismos que allí habitan), como el algarrobo; o que la pueblan en exceso, como son los pinos. Pero es que a estas entidades si se les presenta un proyecto que no les sirva para hacerse una foto, salen huyendo.

Y siguiendo esta línea, el líder de los Cascos Verdes ha aparecido en un vídeo publicado por el polémico técnico forestal Antonio Pulido, en el que narra las virtudes de unas charcas artificiales en arroyos que eran naturales, unas obras que han sido denunciadas por afectar a flora amenazada y protegida, comprometiendo incluso la supervivencia de alguna de las especies. Siguiendo las pautas de manual por las que la administración autoriza los proyectos con impacto medioambiental, el líder de los Cascos Verdes ignora a las personas y colectivos que llevan años defendiendo el lugar, oculta los daños medioambientales como las especies eliminadas y exagera los beneficios, con unos argumentos forzados y un tanto coaccionados por el ingeniero forestal. Es notable que destacara la presencia de ranas, la rana común abundante y frecuente, una especie que no está amenazada sino que está ampliamente extendida en el territorio, y para la que se han construido verdaderas piscinas de miles de euros de dinero público y destruyendo hábitats naturales en los propios arroyos. Argumentando que la calidad del agua es buena porque hay libélulas, sin considerar las especies de libélulas, porque libélulas hay que quieren agua de buena calidad y las que no y, desde luego, las especies más raras y amenazadas no usan esas piscinas de ranas sino que viven en el interior de esos arroyos, donde no parece que sean capaces de penetrar los destructores de arroyos. Nada que sorprenda puesto que, como bien reconoce el autoproclamado líder, su conocimiento se apoya en la acuariofilia, no en los ecosistemas naturales, como evidencia el eufemismo de su presentación que se lee como de “especialista en medios acuáticos confinados”. Desde luego que la calidad del agua es buena, y no por mérito de las piscinas sino de la montaña, como así testificaban las plantas vilmente arrasadas que habitaban estos espacios. Y afirmar que el agua de un arroyo necesita un “ciclado” evidencia la profunda ignorancia que desprende sobre los más mínimos conceptos de ecología. Y es que este técnico, antes de buscar “Soluciones Basadas en la Naturaleza”, lo primero que debería hacer es estudiar un poquito sobre Naturaleza.

Pero es que estas piscinas de ranas abanderadas por la Consejería de Sostenibilidad no tienen ningún futuro cuando se conoce mínimamente cómo funciona un arroyo, algo completamente ignorado por los responsables de estas obras, porque esto es lo más absurdo y preocupante de las mismas, ya que se están realizando con un fuerte impacto y que, a la larga, son completamente inútiles, gastando miles de euros de dinero público.

Pese a todo, el técnico forestal sigue promocionando las obras con una serie de vídeos de dudosa credibilidad y que bien merecerían una denuncia contra el bienestar animal, ya que para algunos es la primera vez que ven a una salamandra común sumergida en el agua, porque es el anfibio menos anfibio de todos. ¿Qué será lo próximo que nos queda por ver?

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