El Mundial de Qatar: entre críticas e hipocresía, barajando cartas

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Entre las críticas que se hacen a Qatar, como país donde se organiza la Copa del Mundo, estoy de acuerdo en algunas y no estoy de acuerdo con otras, aunque respeto la libertad de expresión y crítica.

Pensé que era necesario, dentro del contexto del diálogo cultural entre Oriente y Occidente, referirse a las diversas críticas y aclarar la confusión.

Quiero dejar claro que yo no escribo este artículo para defender a Qatar o tratar de mejorar su imagen, esto es lo último en lo que pienso, pero si expresar mi opinión al respecto. De esta ola de críticas dirigidas a Qatar lo que me ha molestado son aquellas que incluyen, entre otras cosas, críticas a unos valores, costumbres y tradiciones que no son propias de Qatar, sino que son extensibles a todos los países árabes e islámicos. Y en este discurso he percibido un discurso arrogante que intentaba imponer un modelo occidental, aceptado por las sociedades de las que forma parte, las cuales respetamos, pero que no son aceptables en el oriente conservador. Y el tema aquí no es sobre los gobiernos, que ciertamente necesitan mucha reforma, si no un cambio integral.

La crítica que va dirigido al sistema político no me molesta en absoluto, es normal, pero lo que sí molesta es que la crítica incluya valores y leyes consensuadas por la mayoría de los ciudadanos de un país, ya que esto puede generar un conflicto entre los pueblos. Y aquí me pregunto si yo; siendo oriental conservador, tengo derecho de ir a Europa, por ejemplo, y criticar las prácticas y leyes que promueven la mercantilización de la mujer? Yo por ejemplo, cuando estuve en la mezquita de Córdoba en España, me dijeron que estaba prohibido rezar, y por supuesto respete la ley  independientemente de si estuviera de acuerdo o no. Ciertamente, la libertad de opinión está garantizada, pero lo que falta es el respeto por la diferencia. Durante nuestra práctica de criticar temas en Oriente u Occidente, debemos reconocer nuestras diferencias, y debemos respetarlas, es decir que la crítica debe basarse en el respeto.

Qatar, por ejemplo, es uno de los países del Golfo que son muy similares entre sí, por lo que lo que se critica de Qatar puede dirigirse de manera similar a otros países del Golfo. No es ningún secreto el tamaño de las inversiones de estos países en Occidente ¿No llevan los nombres de esos países las camisetas de los clubes europeos más importantes? Boicoteamos la Copa del Mundo, sí, ¿pero damos la bienvenida a las inversiones? ¿Es eso así?

Y algunos de esos países dependen de vender propiedades de lujo a las personas más ricas y famosas del mundo ¿No comprarían casas en esos países? ¿No viven miles de europeos allí? ¿Qué pasa con el tren Haramain y el Metro de Dubái?, ¿no fueron realizados por empresas españolas? ¿Se limita a la Copa del Mundo? ¿Alguna vez ha cantado del boicot de la Copa Mundial de Qatar antes en los países del Golfo? Mucha ropa y calzados deportivos de marca de los que usan los jugadores del mundial, fueron fabricados por pobres adultos y niños en países asiáticos pobres donde la mano de obra es barata como la India y Vietnam, que son los nuevos esclavos de nuestra época. Entiendo las críticas y hasta las ánimo porque es un paso para cambiar a mejor, pero esta critica selectiva no la entiendo y me confunde mucho.

En este mes, el 16 de noviembre, el mundo celebra el Día Internacional de la Tolerancia, la tolerancia basada en la aceptación de la diferencia. En el mismo mes, el Papa Francisco se reunió con el Gran Imán, el Jeque de Al-Azhar en Bahrein en el Foro para el Diálogo entre Oriente y Occidente, el diálogo fue constructivo y quería transmitir brevemente algunas de las palabras del jeque Al-Tayeb, que encuentro expresando a muchos orientales. Entonces, lo que dijo fue: » Hace apenas unos días, escuchamos declaraciones de uno de los responsables en Occidente (Josep Borrell) que comparó a la Unión Europea con un “jardín” mientras que consideró que “la mayor parte del resto del mundo es una jungla”, tales declaraciones irreflexivas, si algo indican, indican un claro desconocimiento de las civilizaciones de Oriente y de su historia, que se remonta a cinco mil años. Sin embargo, la mayoría de esos temores que mantienen el ritmo de Oriente frente a la civilización occidental resuenan, de la misma manera, en las mentes de una distinguida élite de pensadores y altos líderes occidentales, algunos sugirieron que la cultura debería reemplazar a la política en las relaciones internacionales, porque la cultura tiene la capacidad de comprender al ser humano y sus múltiples dimensiones.

No debemos desesperarnos por el regreso de la relación entre Oriente y Occidente sobre la base de la integración y la cooperación.  La verdad Occidente necesita la sabiduría y las religiones de Oriente y los valores de estas religiones vividos por la gente, Y  necesita de la espiritualidad de Oriente y de la profundidad de su visión de las realidades de las cosas.

Así como Occidente tiene necesidad de la mano de obra de los hijos de Oriente y de las materias primas en que es rico, y lo mismo se dice de Oriente, necesita citar las ciencias de Occidente y utilizarlas en su renacimiento técnico y material e importando productos industriales de los mercados de Occidente, al igual que los orientales, deberían mirar a Occidente de una manera nueva, en la que haya algo de humildad, mucha buena fe y una comprensión tolerante de la civilización de Occidente y las costumbres de Occidente, considerándolas el producto de sus propias circunstancias e interacciones, que pagaron muy caro durante varios siglos. Los eruditos del mundo islámico deberían resaltar los valores de la fraternidad humana en el Islam, que se encuentran entre los puntos en común que unen a los dos Oriente y Occidente. También mencionó lo confirmado por el pensador francés contemporáneo Todorov Tzvetan en su libro Miedo a los bárbaros, donde dice que la cultura occidental por sí sola no puede considerarse de naturaleza civilizada y que es el criterio por el cual se determinan las culturas de los demás. Cualquier intromisión en las culturas de los demás se considera un mal uso del poder porque no es posible establecer la libertad y la igualdad a través de la coerción, de lo contrario no seremos diferentes de aquellos a quienes calificamos de bárbaros…»

Ciertamente puedo entender que un occidente liberal no esté de acuerdo con muchos valores y costumbres orientales conservadoras, temas como la homosexualidad y los derechos de la mujer, son temas que pueden crear mucha controversia entre las dos culturas, esto es lógico y comprensible, pero aparte de esos temas, ¿qué saben la mayoría de los occidentales sobre la cultura de Oriente, sobre la literatura, por ejemplo, y el arte en general? ¿Saben algo o simplemente nos conocen a través de temas controvertidos?

¿Por qué nos encasilláis en los temas polémicos, como si solo de eso nuestra cultura se trata?

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