El escritor malagueño Joaquin Campos presentó su novela ‘Últimas Esperanzas’ en La Térmica

Entrevistamos a Joaquín Campos, nacido en Málaga, es escritor de prosa y poesía. Residió en Asia desde el año 2007 hasta que en el 2018 se trasladó a África donde reside actualmente. Recientemente ha publicado su novela ‘últimas esperanzas’ y ha participado en la quinta edición de ‘Málaga 451: La noche de los libros’ un festival literario que ha tenido lugar el pasado 10 de mayo en La Térmica y que en pocos años ha logrado ser un referente nacional.

¿Que representa Málaga en la obra de Joaquin?  

Málaga no representa nada o prácticamente nada en mi literatura. Aunque sea de aquí me es indiferente por dónde transcurra mi obra. No escribía en mi adolescencia y dejé, casi como Picasso, a la capital de la Costa del Sol cuando era aún joven. Me gustaría escribir sobre Málaga. Pero me faltan mecenas que me obsequien con viviendas frente al paseo marítimo de Huelin desde donde sacaría a la luz catorce volúmenes de ilegalidades varias apestando a espetos. Me fascinan más las sardinas que las raíces.  

¿Por qué has elegido Cabo Verde para vivir y que te aporta? 

Yo ya sólo elijo mis dramas. Y Cabo Verde no es más que el nuevo destino laboral de la multinacional que riega mi cuenta bancaria de divisa para más vicios. Por el mismo sueldo sería capaz de residir en Groenlandia. Mi inspiración sigue siendo más una caja de seis botellas de tinto que un país donde casi nadie lee. 

¿Cuál es tu libro y/o escritor favorito y por qué?

Mis favoritismos tienen mucho que ver con mis descorches. A veces Ángel González, otras Watanabe, o Nietzsche cuando Luis Alberto de Cuenca también me ha levantado de mi asiento. Eso sí, jamás un prosista vivo en español le ha llegado a los talones a Bonilla. Escribe tan bien que muchas veces le pido consejo. 

¿Si no fueses escritor que te gustaría ser?

Como sólo quiero ser escritor, si no pudiera serlo, me encantaría ser un escritor frustrado que secuestra a un escritor verdadero para que le escriba los libros. Y si no fuera posible por la cercanía de la cárcel sólo querría ser Porrina de Badajoz o cualquier miembro de Fugazi. 

Tu momento más difícil como creador y también tu mejor momento.

El más complejo fue escribir por error un libro sobre asesinos sin haber comprendido qué es el miedo, la verdad y la ausencia de valores ajenos. Mi mejor momento, siempre, haber escrito lo que he querido, independientemente de amenazas, advertencias, osados asesinos que no siempre matan… Al final escribir siempre es ganar.

¿Qué te ha servido de inspiración en la obra que presentas en Málaga ‘últimas esperanzas’?   ¿cómo ha sido el proceso creativo de esta?

Los procesos creativos no existen. No somos máquinas. Cualquier sastre que te viste, te desnuda por dentro. Yo escribo sin el sufrimiento del trabajo. Lo hago a borbotones. Como cuando te cortas las venas y te ves sangrar sin esfuerzo.

¿Qué puedes decir a los jóvenes artistas malagueños que comienzan es este mundo de la creatividad artística?  

Primero, que se alejen de las mayorías supuestamente artísticas. No hay nada peor que crear debiéndole a los de arriba. Y sin que sirva de consejo, porque aconsejar sin conocer es absurdo, que cada uno haga lo que sienta, o sea, lo que le dé la gana. Y si luego suena la flauta pues mejor. Nada sería más precario que dedicarte a un arte pensando en el no artista que te va a contratar, en mi caso, o en el caso de los escritores, publicar. Si piensas en el éxito mejor suicídate atiborrándote con gomina. 

(Entrevistado por : Victoria Barceló)

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