La torrija es un postre que todos conocemos y es típica en fechas de Cuaresma y Semana Santa. Es de carácter humilde, las primeras recetas de torrijas datan en 1607 en “El Libro de Cozina de Domingo Hernández de Maceras” y antiguamente era un alimento para las mujeres que daban a luz por su alto nivel energético.
Aunque las típicas torrijas sean fritas y con azúcar y/o canela, con el paso del tiempo han ido apareciendo torrijas veganas, rellenas de crema, de té verde o bañadas en chocolate, saladas, con queso…
Respecto al pan
El pan más adecuado para hacerlas se cortará en rebanadas y deben ser de un grosor no superior a 2 cm. El pan con el que más ricas están es con el de pueblo o campo.
Si tenemos pan por casa del día anterior o de hace unos días ¡mucho mejor! Así absorberá mejor la leche.
En caso de no tenerlo, seguro que en el súper puedes encontrar pan especial para hacer torrijas 🙂
Acompañamiento
Como hemos dicho antes, hoy en día se puede añadir a las torrijas lo que te apetezca, pero si quieres hacer las típicas de toda la vida, cuando acabes de freírlas tan solo debes espolvorear por encima o rebozarlas en un poco de azúcar y/o canela. Si eres golos@, también puedes añadir un poco de azúcar a la leche para darle más sabor. Y si aún lo eres más, para rematarlo, puedes bañarlas en almíbar.
Paso a paso
Para empezar a hacer tus torrijas lo primero que tienes que hacer es añadir en un cazo leche, canela y piel de limón, ponerlo al fuego y cuando hierva, apagar el fuego y reservar el cazo.
El segundo paso sería batir los huevos en un recipiente. Después cortar el pan en rebanadas y por último, ir calentando aceite abundante en una sartén.
El siguiente paso que tendríamos que dar sería colar la leche del cazo, bañar el pan en la leche y posteriormente en los huevos ya batidos.
Para terminar, freír las rebanadas de pan en la sartén con aceite hasta que estén doradas y sacarlas a un plato con papel absorbente. Esto nos permitirá eliminar el exceso de aceite. Y como toque final, podemos añadir azúcar, canela y darles un baño de almíbar!
¡Buen provecho!
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