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lunes, diciembre 2, 2024

Buena SINTONÍA

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El ser humano usa la palabra para transmitir pensamientos, ideas, sentimientos o para dar rienda suelta a tantas sensaciones que de otro modo no podría canalizar hacia afuera de sí mismo. Queremos comunicarnos con los demás y apenas rozamos la superficie de lo que el otro guarda tras una apariencia semejante a la nuestra. Sin querer, la mirada externa, eso que creemos que los otros esperan o ven en nosotros, ha tejido una vestimenta estrecha y a veces nos confundimos con ella.

No somos un emoticono, ni una imagen plana, ni un concepto en una coyuntura cualquiera. Tenemos profundidad, un espacio amplio entre pecho y espalda, dentro del cual late nuestro corazón envuelto por emociones que tienen tonalidades muy diferentes. Pero sucede que para sobrevivir en este mundo a veces cruel, muchas personas optan por acorazarse, dejando apenas unos milímetros entre el esternón y la piel para colocar sus sentimientos. Esta dura superficialidad, nos limita en la comunicación con nosotros mismos y con los otros.

Buscar una frecuencia adecuada para la comunicación, exige más intentos, perder miedo al fracaso e insistir en esa actitud abierta que nos evidencia algún cambio. Hablar de comunicación o de entendimiento, viviendo como estamos en una enorme y giratoria torre de Babel, es casi como pretender escuchar el silencio sin darnos un tiempo de calma previo.

Con frecuencia  las personas caminamos junto a otros en una misma dirección, y en cuanto se tocan intereses personales, muchos deciden apearse, cuestionar lo que se hace o negar las aspiraciones compartidas de otro momento.

Los conjuntos humanos pueden avanzar por necesidad, a pesar de las equivocaciones de los individuos que los conforman. Encontrar en la sumatoria de errores la posibilidad de sincronizar un conjunto, tal vez sea la única salida no falsa. Aspectos importantes como la apertura, el aprendizaje y la modificación del punto de vista son el poso que este nuevo tipo de trabajo puede dejar en nosotros.

La buena sintonía nos lleva a una frecuencia emotiva cercana, a una dirección convergente entre nosotros, en la que toda diversidad es bienvenida al tratar de aportar, de sumar, de engrandecer lo común. Cuando la diversidad no se opone al compromiso, es que podemos atisbar otro futuro en el que contamos todos.

Son buenos momentos aquellos en los que estando juntos, buscando, cada uno en esa calma personal, relajada y atenta, el silencio aparece…

«Las ceremonias tienen la ventaja de que al darle cierta forma entre la gente que participa, todos se sintonizan y en ellos es presente la misma experiencia. Esa es la gracia de las ceremonias para nosotros. Se envuelve una misma experiencia y la gente participa en la misma sintonía.»  Silo. Conversaciones informales

 

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