Encrucijada de caminos, de sentimientos encontrados, vidas sesgadas por la rutina, matrimonios rotos por la desidia, la desilusión, los enfrentamientos diarios.
Los hijos, principal causa, a veces sus enfermedades, los roles mal asignados…, no somos egoístas, ni feministas, sólo reclamamos lo mismo para las dos partes.
Sólo un poco de tiempo para uno mismo. Para leer, para andar una hora con los amigas, para darse una ducha
tranquila, para arreglarse las uñas ó depilarse las cejas.
Para pensar con detenimiento, «que ropa me pongo mañana» ó simplemente para relajarse antes de ir a dormir.
Llevamos todo al límite: La mujer estudia, trabaja y es madre a tiempo completo. Las pocas horas que restan, se ocupa de la casa, que teóricamente es de todos: todos duermen en la cama, todos comen en la mesa, todos se sientan en el sofá, todos utilizan el baño, pero lamentablemente casi siempre recae en nosotras.
Ellos trabajan, son padres a jornada parcial y todavía les queda unas horas para sentarse a ver las series favoritas de televisión, para ir al gimnasio, para colocarse frente a la pantalla del ordenador, para leer el periódico antes de irse a dormir.
Nosotras, si nos sentamos un momento, nos dormimos, en alguna ocasión escuchas reproches cómo: «ya no te sientas
ni cinco minutos conmigo, ya no tenemos tiempo ni de conversar».
Aprovechamos para leer en el metro ó en el autobús, si es que usamos el transporte público, sino, por la noche en la cama, antes de dormir, para terminar la mayoría de las veces rendidas por el cansancio, con las gafas medio caídas y el libro en nuestro regazo ó en el suelo.
Antes habremos recogido a los niños del colegio, actividades extra escolares, juegos, los baños, la cena y acostado a los pequeños. Después habremos preparado el uniforme del colegio, el almuerzo y la merienda de los niños.
Revisado los deberes y entremedias a veces escuchas una voz que te dice: «No te ibas a la cama».
Recuerdas que los zapatos no están limpios, hay que poner el betún. Al pequeño le duele la tripa, una nota para el
comedor, «dieta blanda». Y después si hay suerte dormiremos de un tirón.
Otras veces, se despierta el niño, que le duele la garganta, tiene mocos ó una horrible pesadilla, y que linda palabra sale de su boquita «MAMA»
«Mama, siempre está ahí». No sabe cómo pero es así.
@María José Luque Fernández letras y dibujo.