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Noviolencia

APDHA visibiliza el 25N los colectivos de mujeres contra los que  se ejerce una especial violencia 

APDHA visibiliza el 25N los colectivos de mujeres contra los que  se ejerce una especial violencia 
  • Piden reconocimiento de derechos para las mujeres migrantes, presas,  trabajadoras sexuales, trans y travestis, mujeres internas y empleadas  de hotel 
  • Alzan la voz contra la “violencia blanda” que las relega a roles de  cuidadoras, débiles, sumisas y secundarias

La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía  (APDHA) ha querido visibilizar hoy -Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra  las Mujeres- la especial violencia de que son objeto las mujeres migrantes, presas,  trabajadoras sexuales, trans y travestis, mujeres internas y empleadas de hotel, “a menudo  silenciadas en los espacios públicos, en los medios de comunicación, si no es desde una  perspectiva sensacionalista, e incluso en las estadísticas”.

La organización ha querido destacar cómo estos colectivos de mujeres reciben una violencia  más cruda y que es de vital importancia que la sociedad reconozca sus derechos, su capacidad  de participación, y les facilite la protección que necesitan que les permita luchar por lo que es  justo en condiciones de igualdad.  

Así, ponen de relieve las condiciones de las mujeres, víctimas del feminicidio en todo el  mundo, entre las que se encuentran también un número enorme de mujeres trans y de  travestis. Los actos de feminicidio no son sino la forma más extrema de dominación masculina  pero hay otras como la discriminación, el acoso, la violencia física. 

Así, la APDHA señala que en un día como hoy, se debe alzar la voz contra todas las formas de  violencia que “perpetúan el balance desigual entre hombres y mujeres”, y contra la violencia  “blanda o de baja densidad” que pretende relegar a las mujeres a los roles de “cuidadoras,  débiles, sumisas y secundarias”. 

Según apunta la asociación, en nuestras sociedades “hay vidas que se consideran prescindibles” en función de su raza, cultura, creencias, género, edad o posición económica,  por lo que subraya la importancia de que “se reivindiquen todas esas vidas para luchar junto  a ellas, porque la lucha en defensa de los derechos humanos no estaría completa si no fuera a  su lado”.  

De esta manera, la organización pone de relieve a las víctimas del feminicidio en todo el  mundo, entre las que se encuentran “un gran número de mujeres trans y de travestis”. “Las personas trans que quieren ser reconocidas como mujeres, son un objetivo y se las castiga no  sólo por rechazar el camino a la masculinidad, sino por abrazar abiertamente su propia  feminidad”, asegura. 

La APDHA también reivindica a las mujeres migrantes, que exponen “sus cuerpos y sus vidas” buscando mejorarlas y que atraviesan países enteros buscando una vida “más humana” para  acabar, muchas veces, “enterradas en el Mediterráneo o recluidas en campos de  concentración a las puertas de Europa”.  

Asimismo, reclama que se deje de violentar a las trabajadoras sexuales y se combata su  estigma. “Ni siquiera son reconocidas como sujetos de derecho para muchas de las ayudas y  se utiliza su persecución para endurecer, aún más, una ley de extranjería que las empuja a la  precariedad y el abandono, incluso al encierro en Centros de Internamiento para personas  Extranjeras (CIE) o expulsiones”, explica. 

En su comunicado, la APDHA también hace referencia a la violencia que sufren las mujeres  que trabajan internas y las cuidadoras, que a veces “sólo reciben techo y comida como pago  o sueldos indignos”, que realizan jornadas de trabajo “que no terminan nunca” y que  frecuentemente están en manos de “contratadores sin escrúpulos que las explotan”, algo que  también sufren, añade, las empleadas de hoteles

Por último, recuerdan a las mujeres que se encuentran en prisión, porque soportan condiciones mucho más duras que los hombres, con precariedad de espacios, menos  recursos, talleres sexistas o violencias machistas en el entorno carcelario. Además, sufren un  mayor alejamiento de la familia, “la cárcel destruye sus vínculos familiares, afectivos y  sociales” y supone para ellas no sólo la pérdida de su libertad sino, en muchos casos, la  pérdida de la tutela de sus hijos e hijas”. 

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