Somos algunos mas que otros, los que solemos tener
la boca seca, debido a tanto tragar ausencias.
Conocemos muy bien, a cerca de conquistas imposibles,
y de sombras tenaces, que engullen de un solo trago
los proyectos soñados.
Al otro lado del quicio de la puerta, existe la ocasión
de ver el mundo anhelado, el sol, el agua, el cielo, y
algún que otro lucero al llegar la madrugada…
¡No hay amor más doloroso que el no sabido!!.
Debemos cerrar la puerta cuando salgamos, y preguntarle
a la niebla, que se esconde tras su mirada.
Cierra la puerta…
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