23.2 C
Málaga
domingo, julio 27, 2025

¿Quién ama más en una relación?

Reflexiones sobre los roles amorosos

Más leídos

“El amado y el que ama”, decía Antonio Gala. En cada relación hay quien se entrega con pasión, y quien recibe ese amor como si fuera un derecho. Pero ¿es justo hablar de papeles tan definidos? ¿Es sano sentir que uno siempre da más? Amar no debería ser una balanza, sino una corriente donde ambos fluyen sin miedo a quedarse vacíos.

Cuando iniciamos una historia de amor, solemos imaginar que todo fluirá naturalmente: conexión, respeto, reciprocidad. Pero con el tiempo, muchos descubrimos que no siempre es así. A veces, uno se convierte en el motor emocional de la relación; el que escucha más, el que perdonó más, el que intenta más. Y entonces surge la pregunta: ¿Quién soy yo en esta historia? ¿Soy el que ama o el que es amado?

Amar no es solo desear al otro, es también empaparse de su mundo, entender sus silencios, acompañar sus batallas. Pero si esa entrega no encuentra respuesta, se vuelve desgastante. Es como tener una cuenta bancaria emocional que solo tú sigues depositando, mientras ves cómo tus fondos se agotan sin recibir nada a cambio. Llega un punto en que el balance se vuelve rojo, y duele.

Muchas personas permanecen en relaciones tóxicas porque confunden apego con amor. El problema no es amar profundamente, sino hacerlo sin condiciones, sin límites, sin ver reflejada su propia necesidad de ser querido/a. No hay retroalimentación, no hay equilibrio. Y eso no es amor: es supervivencia emocional.

Entonces, ¿Cómo evitar caer en dinámicas tóxicas?

Primero, reconociendo nuestros patrones. Si eres de los que siempre se entrega primero, que busca constantemente validar el cariño del otro, pregúntate: ¿por qué temo perder a esta persona? ¿Qué me falta en mí que busco completar en ella?

Segundo, exige reciprocidad. Amar no significa sacrificar tu bienestar por el del otro. Una relación sana no es solo dar, ni solo recibir, sino crear un intercambio constante donde ambos se nutran mutuamente.

Tercero, aprende a salir antes de hundirte. A veces, el acto más valiente no es luchar por mantener algo vivo, sino reconocer que ya no te alimenta. Salir no es fracaso, es evolución.

Yo he sido el que ama más. He estado en relaciones donde mis palabras de afecto se encontraban con indiferencia, donde mis gestos de compromiso no tenían eco. Al principio, lo justificaba: “está pasando por algo”, “tal vez no sabe expresarlo”. Pero con el tiempo aprendí que el amor no debe suplicarse. Debe sentirse, mutuamente.

Y aunque duela, agradezco haber atravesado esas etapas. Porque gracias a ellas hoy sé lo que no quiero… y sobre todo, lo que sí merezco.

Por eso, si pudiera proponer algo, sería esto: ama desde tu plenitud, no desde tu vacío. Ser el que da, pero también el que recibe. No te quedes en una relación donde solo tú mueves las piezas. Porque el amor verdadero no se basa en quién ama más, sino en quién ama con coherencia, con respeto y con equilibrio.

¿Tú qué experiencia has vivido? ¿Te has sentido alguna vez el que ama demasiado? ¿Cómo lograste reconducirlo o dejarlo ir? Estoy aquí para escucharte y compartir contigo.
@Cristina Marley.

- Publicidad-

Otros títulos

spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -
spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

Últimos artículos

malagaldia
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.