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sábado, julio 26, 2025

Veterinarios recomiendan medidas preventivas para reducir el miedo a los petardos y cohetes en perros y gatos

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Durante las celebraciones festivas con fuegos artificiales, la población animal doméstica experimenta niveles elevados de ansiedad y estrés. Los estímulos auditivos imprevisibles, como petardos y cohetes, afectan especialmente a perros y gatos, quienes poseen una capacidad auditiva superior a la humana y carecen de recursos para comprender o gestionar esas explosiones repentinas. 

En muchos casos, el miedo a los petardos en perros se manifiesta con temblores, jadeo excesivo, intentos de huida o destrucción del entorno. En los gatos, por su parte, es frecuente la tendencia a esconderse de forma prolongada, pérdida del apetito y reactividad inusual. Estos comportamientos perturban el equilibrio emocional del animal y aumentan el riesgo de accidentes domésticos o escapadas peligrosas. 

Entender la sensibilidad auditiva animal como punto de partida para la prevención

Para comenzar, la percepción auditiva de perros y gatos se caracteriza por una sensibilidad mucho mayor a los sonidos agudos y repentinos que la del oído humano. Mientras las personas perciben frecuencias entre 20 Hz y 20.000 Hz, los perros alcanzan hasta 45.000 Hz y los gatos hasta 64.000 Hz. Esta diferencia explica por qué ciertos sonidos resultan inofensivos para los humanos, pero extremadamente invasivos para los animales.

Teniendo en cuenta estas particularidades sensoriales, cualquier ruido explosivo, incluso a una distancia considerable, puede ser interpretado como una amenaza inmediata. A esto se suma el hecho de que muchos animales no logran identificar la fuente del sonido ni predecir su aparición, lo que activa su sistema nervioso simpático, generando una respuesta de alerta constante. Por esta razón, uno de los primeros pasos consiste en crear un ambiente que mitigue la exposición directa a dichos estímulos.

La adaptación del entorno doméstico para generar una sensación de seguridad

Uno de los aspectos clave para reducir el impacto emocional del ruido en animales domésticos consiste en preparar previamente un espacio en el hogar que funcione como refugio. Este sitio debe estar alejado de ventanas o puertas externas y contar con un aislamiento acústico parcial, como cortinas gruesas o mantas que atenúen el sonido exterior. Incorporar objetos familiares, como camas, juguetes o prendas con el olor del tutor, ayuda a reforzar la sensación de protección.

En situaciones donde el animal ya ha elegido espontáneamente un sitio para esconderse, se recomienda no forzarlo a salir ni cambiarlo de ubicación. Acompañar con presencia calmada, sin sobreestimular, es una forma de transmitir seguridad. 

Asimismo, dejar música suave o ruido blanco en el ambiente contribuye a enmascarar los sonidos externos que generan ansiedad. Esta medida resulta especialmente efectiva en hogares ubicados en zonas donde los fuegos artificiales son frecuentes.

El papel de la desensibilización y el condicionamiento positivo en el largo plazo

Para animales que presentan reacciones intensas frente a los petardos, los expertos sugieren iniciar procesos de desensibilización progresiva. Esta técnica consiste en exponer al animal, en condiciones controladas, a sonidos similares a los fuegos artificiales en volúmenes muy bajos, mientras se le vincula con experiencias agradables, como premios alimenticios o sesiones de juego. 

Con el tiempo y una adecuada progresión, el animal puede desarrollar una respuesta emocional más neutra frente a esos estímulos. Es fundamental que este entrenamiento sea supervisado por un veterinario especializado en comportamiento o un etólogo clínico, debido a que un mal manejo del volumen o la frecuencia puede reforzar la fobia en lugar de reducirla

El uso de grabaciones debe estar acompañado por una pauta clara y ajustada a la sensibilidad del individuo. Cuando se aplica correctamente, esta estrategia puede reducir de manera sustancial la ansiedad anticipatoria que suele surgir en días previos a festividades ruidosas.

Apoyo farmacológico y complementario en animales con fobias intensas

En casos donde las medidas ambientales o los programas de desensibilización no resultan suficientes, el apoyo farmacológico puede formar parte del abordaje integral. Existen diversos productos recetados por profesionales que actúan sobre los neurotransmisores implicados en la respuesta al miedo, reduciendo la intensidad de los síntomas sin alterar la consciencia del animal

Su utilización requiere siempre un diagnóstico veterinario preciso, esto se debe a que no todos los animales responden igual a los mismos principios activos. Por otro lado, algunas terapias complementarias han demostrado beneficios en ciertos casos, como los difusores de feromonas sintéticas que replican compuestos asociados al bienestar, o los suplementos nutricionales con efectos ansiolíticos suaves. 

Aunque su eficacia varía según el individuo, pueden utilizarse como parte de un enfoque combinado. La clave radica en diseñar un protocolo personalizado que contemple la historia clínica del animal, su nivel de sensibilidad y su entorno habitual.

La importancia de la anticipación: actuar con suficiente antelación

Una de las recomendaciones más repetidas entre los profesionales es no esperar al día de la celebración para intervenir. Los efectos del miedo no comienzan con el primer petardo, sino que muchos animales desarrollan una anticipación fóbica con solo detectar señales asociadas, como luces parpadeantes o cambios de rutina en el vecindario.

Actuar con semanas de anticipación facilita la implementación de estrategias progresivas que requieren tiempo, como la habituación al espacio seguro o el inicio de suplementos naturales. De igual manera, la planificación previa permite organizar paseos durante el día, cuando el riesgo de ruidos es menor, y ajustar la alimentación para evitar digestiones pesadas que puedan interferir con la respuesta emocional. 

Preparar el hogar con antelación también disminuye el nivel de estrés en los cuidadores, impactando directamente en la percepción de seguridad del animal. La coherencia emocional entre tutor y mascota es una variable, muchas veces subestimada, pero con gran peso en el manejo del miedo.

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