Hay sucesos que se repiten y que no dejan de ser hechos a los que no somos capaces de poner un nombre, ni darle un sentido porque carecen completamente
de él.
No hay sinónimos, no hay metáforas, si por desgracia similitudes en la historia de la humanidad. Todo un sinsentido al que no se quiere poner solución.
Crea organismos que defiendan la vida, no solo que elaboren normas y derechos que no son de obligado cumplimiento, solo quedan enunciados vacíos frente a …
Soy la tormenta que desata tu existencia,
el caos que quiebra
los goznes oxidados
de la puerta que marca
ese tránsito que ya no sostiene pilar alguno.
Rujo por la inexistencia del vacío en tu pecho,
por el desnudo,
por la piel gastada, ajada por el paso del tiempo,
la cicatriz inconclusa
que no remite la mentira que vistieron
para que no creciera la dicha.
La verdad, silenciada.
La rótula que cruje
a cada paso dolorido,
que se marca en el oscuro cimiento
donde se construye el todo,
la nada que se funde
a cada paso.
Y mientras,
ahora,
se ilumina el cielo con el fulgor de sus ojos
recreando la luz que a su paso prende
en los desalmados que a su lado ya caminan,
presagiando el desastre
de aquella verdad vendida,
del silencio
que recrea un pequeño latido
en un ya inerte,
cuerpecito…
@María José Luque Fernández
@Imagen tomada de Pinterest.