24.5 C
Málaga
viernes, junio 20, 2025

Desamor, orgullo y sueños rotos: cuando las canciones de Sabina te acompañan en la caída

Más leídos

El desamor es una herida que late con el tiempo. No siempre duele igual, pero está ahí, presente, como un eco que se repite en ciertas calles, en ciertos olores, en ciertas canciones. Y si hay alguien que haya sabido traducir ese dolor en versos, ese alguien es Joaquín Sabina. Sus letras no solo hablan del amor perdido, sino del orgullo herido, de los sueños truncados y de esa mezcla entre dignidad y derrota que acompaña al corazón roto.

Desamor, orgullo y sueños rotos

Cuando termina un amor importante, no solo se acaba una relación; se desploman también planes, ilusiones, proyectos compartidos. Es como si todo lo que imaginaste con otra persona se convirtiera en una ruina donde antes había futuro. Eso es lo que Sabina canta con crudeza y poesía: “Lo nuestro fue un tango sucio, amor de tercera edición, de esos que acaban en vino y en discusión”. El desamor no siempre es limpio ni heroico; a veces es tristeza, otras veces es rencor, otras simplemente silencio.

Pero el desamor no llega solo. Trae consigo el orgullo, ese compañero incómodo que nos impide pedir perdón, volver atrás, reconocer el error. El orgullo puede ser una armadura, sí, pero también una prisión. En muchas ocasiones, preferimos seguir solos y heridos antes que admitir que extrañamos al otro. “Orgullo, ¿para qué te quiero?”, canta Sabina, casi como un lamento. Porque a veces, ese mismo orgullo que nos mantiene erguidos es el que también nos impide levantarnos del suelo.

Y en medio de todo esto, están los sueños rotos. Aquellos que construimos mientras amábamos: viajes que ya no haremos, casas que nunca compartiremos, hijos que quizás ya no tendremos juntos. El fin de un amor también es el fin de un mundo posible. Y eso duele. Duele tanto como darse cuenta de que el camino que creías andar lado a lado, ahora lo recorrerás solo.

Sin embargo, aunque parezca contradictorio, el desamor también enseña. Aprendemos sobre nosotros mismos, sobre lo que no queremos repetir, sobre nuestros límites. Las canciones de Sabina, cargadas de ironía y melancolía, nos acompañan en ese proceso. Nos hacen sentir menos solos en la soledad. Porque aunque el amor termine, la música queda. Y en sus versos, encontramos reflejado nuestro propio duelo.

Superar un desamor no es fácil. Requiere tiempo, paciencia y mucha autocompasión. Pero también requiere dejar de escuchar aquella canción que tanto dolía, quemar cartas escritas en vano y, poco a poco, reconstruirse sin mentiras ni falsas esperanzas. Porque al final, como dice el poeta: “La vida sigue igual, aunque a ti te duela”.

Y así, entre copas de vino, lágrimas calladas y alguna que otra caricia ausente, uno va aprendiendo a vivir con el vacío. No para llenarlo con otro amor apurado, sino para entender que, a veces, los sueños rotos también nos enseñan a soñar mejor.

- Publicidad-

Otros títulos

spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -
spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

Últimos artículos

malagaldia
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

Ir a la barra de herramientas