Es el rojo de tus ojos lo que me desvela esa falta de sueño, son las marcas del dolor ya permanentes en tu rostro lo que me subleva el latido. Sin ser ni tan siquiera cercana a ti, me sublevo, ante la mudez del silencio que cubre tu existencia, tu inexistencia parece ser.
Es tu herida abierta roja como el fruto que brota de la vid que crece fuerte arraigándose a la tierra y que llora a veces por la ausencia de la lluvia, esa que brota de tus ojos tristes en esa urdimbre que te ha tocado vivir.
No temo gritar al mundo
¿Dime Por qué?
El eco de mi voz no reverbera a pesar de que ha sido emitido en alta frecuencia buscando ser escuchado en ese grandiosa inmensidad que es este planeta Tierra en el que vivimos.
Es como si en el pentagrama solo hubiera silencios muy intensos que rompen la cadencia de la música que supuestamente es la vida y que solo se desquebrajan cuando deja de ser adagio y la bruma lo cubre todo con ese ruido sordo, ya para tus oídos. Ese miedo que impera cada segundo de tu corta vida.
y siempre es noche eterna, aquella en la que se funde tu vida, mientras el cielo se ilumina con esos artificios destructivos creados por los seres humanos y que son fuente de riqueza para algunos cuando si acaso deberían ser sólo de protección.
El mundo esta cansado de imágenes devastadoras, ¿Quizás? ¿La gente quiere sólo ser feliz en su burbuja, esa en la que juegan a vivir? ¿Son sólo fotogramas que atraviesan países, ocurren y discurren en muy diversas ciudades, que se muestran abiertamente en la sociedad del siglo XXI, si, ese en el que parece ser vivimos?
Mi grito alcanzó hace ya mucho tiempo a la ONU pero no obtuvo respuesta, caminó entre el polvo y la sangre pero nadie se acercó a extender su mano amiga, viajó por miles de algoritmos intentando penetrar en el corazón de esa inteligencia, el cerebro de ese ser conocido como ser humano, pero te diré que aún siendo narcisista esa otra inteligencia que llamamos artificial se mostró más humano que vosotros, reclamando empatía, humanidad y solidaridad.
Da igual que seas tú, mi cielo el protagonista de esta historia, tan solo un costillar hambriento y sediento, al que a veces ni tan siquiera el amor le abraza al encontrarse en la más absoluta soledad, tras haber sido masacrados sus seres queridos.
Cierro los ojos mi bebe; para mirarte, para abrazarte, para que el rojo no sea el color que riegue tu tierra, que manche tu ropa, que impregne tu rostro en este sinsentido en el que estamos todos implicados aunque no queramos reconocerlo.
Quisiera poder…
@María José Luque Fernández
@ Pintura realizada por mi querido amigo, pintor y poeta Mariano Mikulan conocido como Marijan que vive en Argentina.