
Hay momentos en la vida en los que, a pesar de que todo parece estar “bien” desde afuera, por dentro sentimos un vacío difícil de explicar. Es una sensación sutil pero persistente: ansiedad sin causa aparente, insatisfacción crónica, una especie de desgano generalizado. Nos levantamos cada día con la sensación de estar viviendo una vida que no nos representa del todo, como si camináramos con un disfraz que ya no nos queda bien. La ansiedad es indicativo de un conflicto en la persona, a algo es necesario renunciar, transformar, para continuar.
¿Te sientes así? ¿Cansado sin motivo, desconectado/a de ti mismo/a, como si tu vida estuviera siendo vivida en piloto automático?
Cuando el malestar se hace síntoma
Reinventarse no surge de la nada. Generalmente, hay un malestar que se repite. Un síntoma que insiste: insomnio, irritabilidad, enfermedades psicosomáticas, sensación de vacío, frustración. El cuerpo y la mente comienzan a hablar cuando no nos escuchamos a nosotros mismos. Es ahí donde necesitamos hacer una pausa y redimensionar lo que nos está pasando, buscar ayuda para ayudar a escuchar la parte inconsciente de nosotros, donde el yo se ve tironeado entre los deseos, la realidad, el superyo, esa moral, a veces tirana, que no te tiene en cuenta.¿Qué me está pasando? ¿En qué momento dejé de ser yo? Son algunas de las preguntas que algunas personas plantean en su terapia.
Muchas veces, por miedo al rechazo o por necesidad de aceptación, reprimimos partes fundamentales de nuestro ser: gustos, ideas, pasiones. Nos vamos adaptando tanto al entorno, a las exigencias, a lo “esperado”, que terminamos alejándonos de lo que nos convienen como seres sociales, humanos, nuestros proyectos vitales. Reinventarse implica volver a descubrir eso que nos da energía, eso que nos conecta con el deseo y la autenticidad, con el camino del goce, de los proyectos en nuestra vida, de los demás.
El proceso no es lineal
La transformación personal no ocurre de un día para otro. No es un camino recto ni predecible. Es una exploración constante, una serie de ensayos y errores, de aprendizajes y pequeñas conquistas.Porque no somos los mismos de ayer, y tampoco lo seremos mañana. Cambiamos. Y está bien, la transformación es parte de la vida.
Parte del proceso también es dejar de idealizar el pasado. Ni fue tan perfecto como a veces lo recordamos, ni tan oscuro como otras veces creemos. Fantasear con lo que “pudo haber sido” o quedarnos atrapados en “mis tiempos” nos impide vivir el presente y construir un futuro con sentido.

Reconstrucción: una nueva versión de ti
Reinventarse implica desarrollar nuevas habilidades, ampliar nuestra red de apoyo, animarnos a hacer cosas diferentes, salir de la zona de confort. Es importante rodearse de personas que alienten el cambio, que validen nuestros pequeños logros, y que nos acompañen emocionalmente cuando la incertidumbre nos abrume.
Porque sí: cuando algo cambia, también sentimos desilusión, confusión, miedo. Es parte del proceso. Y ahí es fundamental tener paciencia. Aceptar que no tenemos todas las respuestas, pero que vamos a buscarlas, a hacernos otras, a nuestro ritmo. Ama la vida que estás generando, forma parte de tu deseo también. Muchas de las frustraciones provienen de la propia intolerancia a sí mismo, de las autoexigencias que no llevan a mejorar, sino a castigarse, relacionado con el sentimiento de culpa inconsciente.
Hablar con un profesional, como un psicoanalista, puede ser una brújula en medio de la niebla. Ayuda a poner en palabras lo que nos pasa, a ordenar el caos interno, a encontrar nuevas formas de mirar lo que vivimos.
El deseo como motor de vida
Uno es responsable de su vida. Nadie puede vivirla por nosotros. No se trata de buscar culpables afuera, sino de conectar con el deseo propio. Porque tu deseo está implicado en cada elección, en cada paso que das. Es ayudarte a canalizarlo de manera adecuada, no ser como un caballo desbocado, sino que trabaje para ti. Hablar mal de tu pasado, o vivir con culpa por lo que fuiste, también te daña. En cambio, puedes poner en práctica lo aprendido y mirar al futuro con otros ojos: como un territorio por descubrir.
Reinventarse no es empezar de cero. Es integrar lo vivido, reconocer lo que ya no funciona, y construir desde ahí algo nuevo. En muchas ocasiones también es mantenerse, dejar atrás lo idealizado y dar cuenta que las desilusiones nos ayudan a poner los pies en la realidad, y a seguir relanzando el deseo.
Porque siempre hay capacidades humanas por desarrollar, caminos por abrir, versiones de ti que todavía no conoces. Y todo empieza con la valentía de entregarse, de continuar.
Reinventarse por Laura López, Psicóloga-Psicoanalista