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martes, junio 3, 2025

Programa de recompensas para disminuir el uso del móvil entre los jóvenes

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La gamificación, es decir, un sistema de recompensas, como permisos para ampliar los horarios de salida o desarrollar actividades deportivas, creativas y sociales presenciales, y los retos en grupo, como los ‘días sin móvil’, además de charlas familiares y campañas de concienciación en centros educativos son algunas de las recomendaciones del proyecto de ciencia ciudadana ‘Desconéctate para conectar: fomentando un estilo de vida activo y saludable entre los jóvenes andaluces’.

Los científicos y ciudadanos participantes en este proyecto han elaborado un informe con estrategias prácticas para disminuir el uso de teléfonos móviles entre los jóvenes andaluces. Así, estas actuaciones se centran en cinco líneas. En primer lugar, un sistema de incentivos con recompensas (no necesariamente materiales), como permisos para desarrollar actividades deseadas o reconocimientos.

El segundo ámbito se centra en la promoción de acciones alternativas como talleres, actividades deportivas o lúdicas presenciales, mientras que la tercera estrategia aborda las intervenciones educativas y de concienciación, a través de programas que eduquen sobre los efectos del uso excesivo del móvil y promuevan el autocuidado digital y las charlas entre iguales (‘peer-to-peer’).

El acompañamiento familiar y la comunicación es otra de las recomendaciones. En este sentido, se propone reforzar el diálogo entre padres e hijos sin adoptar posturas punitivas, además de establecer normas consensuadas y el ejemplo real de los adultos.

Por último, los investigadores abogan por un uso supervisado de ‘apps’ de control parental y temporizadores, siempre explicados y consensuados y herramientas de monitorización compartidas entre padres e hijos que permitan reflexionar sobre los hábitos digitales

Contextos reales

Así, a partir de estas indicaciones se abordará la implementación de las propuestas y se evaluará su viabilidad y eficacia en contextos reales, como los centros educativos, para comprobar su impacto en la reducción del tiempo de uso del móvil y en la mejora de los hábitos saludables. «Los centros educativos han mostrado interés en implementar experiencias piloto a largo plazo basadas en este trabajo«, comenta Borja Sañudo, investigador de la Universidad de Sevilla y responsable del estudio.

De este modo, la metodología participativa de este proyecto de ciencia ciudadana ha permitido generar propuestas alineadas con los intereses y necesidades de la ciudadanía, favoreciendo una mayor implicación y compromiso en la adopción de estilos de vida más saludables.

Desconectar para conectar

Esta iniciativa, impulsada con el objetivo de fomentar una desconexión digital consciente y promover hábitos más beneficiosos entre la juventud andaluza, ha sido liderada por un equipo investigador de las universidades de Sevilla, Jaén y Cádiz, y ha contado con la implicación de más de 250 jóvenes.

El estudio forma parte del programa ‘Andalucía + ciencia ciudadana’, impulsado por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación, cofinanciado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y coordinado por la Fundación Descubre y la Universidad Pablo de Olavide (UPO), pretende potenciar la utilización de este abordaje científico participativo entre distintos agentes. Así, supone la implicación activa de una comunidad para dar respuesta a un problema cercano con acciones basadas en el conocimiento, en este caso, la reducción del uso de móviles entre los jóvenes andaluces.

Sensibilización en el uso del móvil

Tal y como explica el equipo investigador, se partió de la hipótesis de que el tiempo de uso del teléfono móvil entre los jóvenes supera las recomendaciones internacionales, que apuntan a dos horas diarias. «Nuestro objetivo era, por un lado, comprobar esta premisa y, por otro, diseñar soluciones prácticas para abordar situaciones de adicción», explica Borja Sañudo.

El responsable de este estudio añade que el uso excesivo de dispositivos digitales puede producir problemas relacionados con un menor rendimiento académico, cambios negativos en los patrones del sueño, mayor impulsividad, hostilidad, violencia doméstica y un aumento de las emociones negativas, como trastornos depresivos.

Para definir las propuestas que aborden esta problemática, los expertos y ciudadanos desarrollaron el proyecto en tres fases, cuyo progreso documentaron en un blog de la Oficina de Ciencia Ciudadana de Andalucía. Durante la primera, que se desarrolló desde mayo hasta septiembre del año pasado, los participantes completaron un cuestionario inicial a partir del que se creó una base de datos representativa sobre el tiempo de uso del teléfono móvil, la calidad del sueño, el nivel de actividad física y los hábitos sedentarios. Los datos se emplearon como punto de partida para poder compararlos posteriormente con los resultados obtenidos al finalizar el proyecto, y evaluar así los cambios y el impacto de las intervenciones realizadas.

Los datos recopilados durante esta etapa han revelado que los estudiantes de Secundaria, Bachillerato y Universidad utilizan el móvil una media de tres horas y 13 minutos entre semana, cifra que asciende a cuatro horas y 45 minutos los sábados y domingos. El uso se concentra principalmente en aplicaciones de mensajería y redes sociales como WhatsApp, Instagram y TikTok. «Hemos detectado que los jóvenes hacen un uso social del teléfono centrado en mantener el contacto con su entorno y participar en dinámicas grupales digitales, lo que refuerza su necesidad de pertenencia, pero también incrementa su dependencia del dispositivo», señala Sañudo.

Ciencia participativa

Tal y como explicó este investigador en la I Jornada de Ciencia Ciudadana también se llevaron a cabo talleres, actividades y ‘Cafés con Ciencia’ con familias y profesionales del ámbito educativo para concienciar sobre los riesgos que implica el uso intensivo del teléfono móvil entre los jóvenes.

La segunda fase, que se extendió desde septiembre de 2024 hasta abril de este año, tuvo como objetivo diseñar alternativas de manera participativa al uso excesivo del dispositivo. En este proceso intervinieron jóvenes, padres, madres y docentes, que propusieron medidas concretas como los sistemas de recompensas o alternativas de ocio presenciales para fomentar un estilo de vida más equilibrado.

Implementación de las propuestas

En la última fase se implementarán estas propuestas en contextos reales para evaluar su impacto en la reducción del tiempo de uso del móvil y la mejora de los hábitos.

Este proyecto está cofinanciado por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación, responsable de las políticas de investigación e innovación de Andalucía, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, la Fundación Ibercivis, precursora del Observatorio de la Ciencia Ciudadana en España, el Instituto de Academias de Andalucía, la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional, la Sociedad Andaluza para la Divulgación de la Ciencia y ONCE Andalucía.

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