1. Camina sin rumbo, literal.
Un día, en vez de ir de punto A a punto B como siempre, sal a caminar sin mapa. Sigue el sonido de una música, un color, una vibra. Dobla por esa calle por la que nunca giras. Entra al local que siempre ignoras. Es increíble cómo el mundo se abre cuando lo dejas sorprenderte.
2. Date permiso para improvisar.
Vivimos con agendas que parecen campos minados: “esto a las 9, esto a las 12, después llamo a tal, después como rápido y a continuación me angustio”. ¿Y si un día dejas un hueco libre sin culpa? Un rato para hacer “nada” y ver qué aparece. Puede ser aburrido, sí. Pero también puede ser hermoso.
3. Prueba algo que nunca habías considerado.
Elegí un libro al azar. Escucha un estilo de música que no sea «tu onda». Come en un lugar donde no puedas pronunciar el nombre del plato. Hazlo porque sí. Porque la deriva también es abrir ventanas que ni sabías que existían.
4. Afloja el control.
Esto es difícil, lo sé. Queremos tener todo clarísimo: qué queremos, cómo, cuándo, por qué. Pero la vida muchas veces no se deja controlar. Y cuando nos rendimos un poquito, cuando dejamos de forzar, empezamos a sentir que algo se acomoda solo. Quizás no como esperábamos, pero sí como necesitábamos.
5. Escucha a tu cuerpo.
No todo es mente y decisiones racionales. A veces el cuerpo sabe más. ¿Tienes ganas de salir aunque estas “cansado”? ¿Te sientes incómodo en un lugar donde “deberías” estar bien? Ahí también hay deriva. El cuerpo es un GPS emocional muy sabio.
6. Permitirte no saber.
No tener un plan no significa estar perdido. A veces significa estar disponible para lo que venga, para conocer a alguien, para decir que sí, para decir que no, para cambiar de idea. Para encontrarte sin haber salido a buscarte.
La deriva no es desorden. Es confianza. Es curiosidad. Es coraje.
Es mirarte y decir: no tengo todo claro, pero tengo las ganas de explorar. Y eso, en un mundo que te pide certezas todo el tiempo, es un acto de libertad enorme.
Así que sí, sal a la vida como quien se mete en un bosque sin mapa, sin saber que hay del otro lado. Pero con un poco de suerte (y mucha apertura), lo que encontrarás es algo que te transformara.
Y tu, ¿Cuándo fue la última vez que te dejaste llevar?
@María José Luque Fernández
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