En la tarde de ayer, la ciudad de Málaga se convirtió en el escenario de un relevante evento organizado por Amnistía Internacional, centrado en el tema «Málaga, ¿ciudad del paraíso?». El encuentro tuvo lugar en un ambiente templado y acogedor, con un aforo completo que reflejaba el interés de la ciudadanía por abordar cuestiones críticas relacionadas con el medioambiente y la vivienda.

El evento contó con la intervención de destacados expertos: Pedro Marín, presidente del Instituto de Estudios Urbanos, Enrique Salvo, director de la Cátedra «Cambio Climático UMA» y un representante de Bosque Urbano Málaga, quienes fueron moderados por Pablo Bujalance. Durante la velada, se discutieron temas de vital importancia para el futuro de Málaga, como el silencio de los malagueños ante los problemas de la ciudad, el impacto del crecimiento turístico exponencial, y el preocupante fenómeno de la pérdida de población joven debido a problemas como la pobreza energética y la exclusión social.
Los participantes también abordaron la necesidad urgente de implementar medidas tanto a corto como a largo plazo. Entre las problemáticas más destacadas se mencionó la cuestión del derecho a la vivienda y la creciente dificultad que enfrentan muchos ciudadanos para acceder a condiciones dignas de vida. Se hizo un llamado a cumplir y hacer valer las leyes existentes que garantizan estos derechos, alertando sobre la posibilidad de que en 2050 Málaga se convierta en una ciudad inhabitable si no se toman las acciones adecuadas.

Sin embargo, a pesar de las expectativas generadas, la respuesta del público al final del evento fue mixta. Muchos asistentes manifestaron su descontento al sentir que los ponentes no lograron aportar datos concretos ni nuevos enfoques innovadores a los problemas planteados. La falta de información sustancial y el escaso interés demostrado por algunos de los participantes provocaron una sensación de frustración entre los asistentes, quienes esperaban una discusión más profunda y enriquecedora.
Durante las conversaciones posteriores, varios miembros del público coincidieron en que la presentación había resultado «floja» y que no había cumplido con las expectativas. La frase de Karl Marx que dice que “la historia se repite, primero como tragedia, después como farsa”, resonó entre algunos asistentes, quienes sintieron que la situación actual de Málaga podría quedar atrapada en un ciclo de repetición donde los desafíos urbanos son ignorados o minimizados.

El futuro de Málaga
El evento dejó patente la urgencia de un cambio en la narrativa local, sugiriendo que es necesario despertar un mayor interés de la ciudadanía en la defensa de sus derechos y en la búsqueda de soluciones efectivas. El creciente desinterés y la dejadez en la educación sobre estos temas son señales alarmantes que indican una hegemonía cultural alimentada por la codicia humana, en la que el bienestar colectivo se ve comprometido por intereses particulares.
Aunque el evento organizado por Amnistía Internacional buscaba abrir un espacio de diálogo crítico sobre el futuro de Málaga, la falta de profundidad en las intervenciones y la ausencia de datos vinculantes condujeron a una insatisfacción generalizada. A medida que nos adentramos en una era de desafíos medioambientales y sociales sin precedentes, es esencial que todos los actores involucrados —desde los responsables políticos hasta la población en general— se comprometan a trabajar juntos para salvar el futuro de nuestra ciudad.
Yo estuve en la charla y no me dió esa impresión, para mí los ponentes eran buenos y tenemos que tener en cuenta que la charla estaba enmarcada bajo el prisma de los ddhh, se hicieron muchas propuestas
Los derechos humanos tienen que tener en cuenta la violencia del sistema y sus consecuencias, tema que ni se mencionó. Ni una sola propuesta innovadora a los problemas que se presentaron, pero esto es un artículo de opinión y todas ellas son respetables.