España vive su 8M más atípico

Las organizaciones de la capital han hecho un llamamiento para que las personas acudan a los balcones y portales a las 20:00 horas para hacer visible las reivindicaciones de esta jornada.

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Tres años después de la histórica jornada del 8M en España donde se vivió una huelga feminista, acompañada de masivas manifestaciones y todo tipo de actos para reivindicar la igualdad de derechos y protestar por las situaciones por las que todavía atraviesan las mujeres, este año el país vive el Día de la Mujer más atípico, marcado, como no podía ser de otra forma, por la pandemia de coronavirus.

La situación más polémica se vive en Madrid, la capital del país y el epicentro, en otras ocasiones, de las movilizaciones de esta jornada. El pasado jueves, el delegado del Gobierno de España en la Comunidad de Madrid, José Manuel Franco, anunciaba en rueda de prensa que prohibía todas las manifestaciones programadas para los días 7 y 8 de marzo en la región por motivos de salud pública.

Una decisión inesperada, habida cuenta de que desde el inicio de la crisis sanitaria del SARS-CoV-2 se han producido en Madrid todo tipo de marchas y convocatorias, entre ellas, multitudinarias concentraciones de negacionistas de la pandemia, con muchos de sus asistentes sin mascarilla y sin respetar las medidas de seguridad. El propio Franco había sostenido con anterioridad que no se podía prohibir el ejercicio de un derecho fundamental, como es el de manifestación, aludiendo a la salud pública.

Los sindicatos mayoritarios CC.OO. y UGT llevaron esta decisión ante los tribunales. Al filo de la medianoche de este sábado el Tribunal Superior de Justicia de Madrid avalaba la prohibición, mientras que la mañana de este lunes hacía lo propio el Tribunal Constitucional.

¿Señalamiento del movimiento?

De fondo se encuentra el señalamiento que desde sectores de la derecha ideológica han hecho del movimiento feminista, sosteniendo que la manifestación del año pasado fue el foco de la extensión del coronavirus en el país. Una tesis que no se ha sustentado por los análisis científicos ni tampoco en los tribunales: el propio Franco se sentó en el banquillo por haber autorizado la manifestación de 2020 y la causa fue finalmente archivada.

Los ataques al movimiento feminista se han visto materializados esta jornada con la vandalización de un mural que ha aparecido cubierto con pintura negra, después de que hace semanas se apuntara la posibilidad de que el Ayuntamiento de Madrid, gobernado por partidos conservadores, lo eliminase. En él estaban dibujadas muchas mujeres que representaban avances en la conquista de los derechos de esta parte de la población.

La indignación del movimiento feminista por esta situación se encuentra con la comprensión de los partidos progresistas, que acatan la decisión judicial aunque son críticos con ella, y el aplauso de los conservadores, que se felicitan por la prohibición, incluso en una región como Madrid, con las medidas más laxas de Europa para luchar contra la propagación del virus, con bares y restaurantes abiertos y que hace un llamamiento a los turistas a visitarla.

El resto del país asiste atónito a la situación madrileña, porque en las demás regiones sí tendrán lugar hoy manifestaciones, convocatorias y todo tipo de actos, cumpliendo con las medidas recomendadas por las autoridades sanitarias, para celebrar una jornada reivindicativa en la que las organizaciones feministas sostienen que aún queda mucho por hacer.

Los cuidados en el centro de las reivindicaciones

Las reivindicaciones se centran este 2021 en cuatro ejes: cuidados, servicios públicos y precariedad; violencia machista; antirracismo y diversidad; y emergencia climática, en un año en que el peso de la pandemia ha caído mayoritariamente sobre los hombros de las mujeres.

Así, según se desprende de diversos estudios, han sido más las mujeres que han teletrabajado para conciliar el empleo con el cuidado de los menores, unos niños que han estado en casa sin colegio desde el 11 de marzo hasta mediados de septiembre del año pasado. También han sido la abrumadora mayoría de las personas que han renunciado a su trabajo remunerado para cuidar a menores, mayores o dependientes.

En un año en el que el trabajo de cuidados se han multiplicado, los hombres apenas han asumido más tareas en el hogar, y cuando lo han hecho, han sido las más ‘agradecidas’. Así sucedió durante el confinamiento duro, cuando se multiplicaron los hombres que hacían la compra, cuando esa era una de las pocas excepciones que permitían salir del hogar.

El feminismo tira de imaginación

A pesar de las dificultades, el movimiento feminista en Madrid pretende seguir haciéndose visible y hay varios llamamientos que se han realizado en los últimos días para que el morado siga siendo el color mayoritario en las calles, también de Madrid, en esta jornada. Desde algunos espacios se anima a transitar las calles en pequeños grupos vestidos de morados lanzando proclamas feministas o portando pancartas o carteles con lemas.

Otra de las acciones que se está difundiendo en las últimas horas es la de hacer ‘miniconcentraciones’ en los balcones o portales de las viviendas a las 20:00 horas. La propuesta parte de la periodistas y escritora Cristina Fallarás, y el guante ha sido recogido por la Coordinadora 8M, organización responsable de la mayoría de convocatorias masivas de los últimos años en el Día de la Mujer. Se anima a ocupar el espacio público de esta manera y a realizar una cacerolada para seguir ocupando las calles y haciendo visible al movimiento.

Por su parte, la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha dicho que este 8 de marzo «es un homenaje a las mujeres que sostienen la vida y que este año lo han hecho en condiciones especialmente difíciles», y se ha referido en este sentido a sanitarias, mujeres de la limpieza, trabajadoras de supermercados o trabajadoras del hogar, entre otras.

Además, Montero ha querido hacer «una mención especial a los millones de mujeres que en 2018 pararon este país con una huelga feminista histórica y que desde entonces sostienen una cuarta ola feminista intersectorial, intergeneracional, diversa«. «España, su economía, su cultura, su ciencia, no puede seguir construyéndose con las mujeres en una esquina, en los márgenes», ha afirmado la ministra, reproduciendo la célebre cita de Simone de Beauvoir: «Bastará una crisis económica, política o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, debéis permanecer vigilantes toda vuestra vida».

Asimismo, ha desgranado la agenda feminista de su Ministerio: que el Estado asuma la corresponsabilidad de los cuidados con las familias, garantizar el derecho a la conciliación, revertir los recortes en dependencia, invertir en sanidad y educación pública, proteger las pensiones, acabar con la brecha salarial, defender la cultura y proteger la organización vecinal y social.

Lo cierto es que, aparte de la tesitura obligada por la pandemia, el movimiento feminista del país llegaba a esta cita dividido, en concreto por la ‘ley trans’ que está preparando el Ministerio de Igualdad y que recoge la libre autodeterminación de género. Una parte de las feministas se oponen a esta medida argumentando que ‘borrará’ a las mujeres, mientras que otra opina que es una cuestión indispensable para garantizar derechos al colectivo de las personas trans.

Nuria López

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