A sólo un puñado de cuadras de la Plaza de la Constitución y de las enceguecedores apliques navideños que el Ayuntamiento ha montado en cada recoveco del centro histórico, el escenario de La Casa Invisible recibe a diario a varios de los referentes de la cultura independiente de Málaga.
Fundada el 10 de marzo de 2007 desde la ocupación pacífica de un edificio público abandonado, La Invisible –como la llaman puertas adentro- se presenta a la comunidad como un Centro Social y Cultural de Gestión Ciudadana compuesta y llevada adelante por vecinos y creadores con objetivos esenciales: estimular procesos de organización social, crear una laboratorio de experimentación cultural, propiciar segmentos de formación en ámbitos de las ciencias sociales y modelos de coparticipación ciudadana.
El edificio que acobija a La Casa Invisible, con entrada sobre Andrés Pérez 8, es un palacio que data de 1876, conformado por dos alas –que albergan múltiples subespacios de ambientación cerrada- y un amplio patio central dotado de arreglos flores y una fuente caracterizada por mosaicos y teselas variopintas. Fue ocupado pacíficamente en 2007 por un grupo de artistas y activistas locales para remediar el abandonismo que evidenciaba y resignificarlo como un espacio de militancia sociocultural, cooperativismo comunitario y convergencia en torno al diálogo para toda la sociedad malagueña. Desde entonces se han efectuado una serie de obras tendientes hacia la puesta en valor del edificio con la precaución de no corromper el ideario arquitectónico original.
El programa de talleres y propuestas de carácter cultural y artístico de La Casa Invisible está en constante transformación, como el espacio mismo, pero las actividades suelen encuadrarse en una serie de categorías que funcionan como trama colectiva. El área de Comunicación nuclea iniciativas vinculadas a medios, diseño gráfico y experimentación multimedia; la de Cultura Libre se responsabiliza de la organización de talleres y festivales; la de Auto-formación e Investigación, del desarrollo de marcos de seminario, análisis, presentación de libros y producción editorial; y la de Movimientos trabaja sobre la auto-organización ciudadana y el respaldo de iniciativas sociales de participación popular.
De forma paralela, el área de Rehabilitación contempla proyectos de bioconstrucción, arquitectura colaborativa y defensa del patrimonio social, cultural y arquitectónico, además del mantenimiento, cuidado y reparación de la propia casa. Y seguidamente, la de Economía Solidaria atiende emprendimientos cooperativos, iniciativas de autoempleo y emprendedurismo comunitario orientado a la innovación y la autogestión. Todas las áreas se desenvuelven de forma mancomunada una con otra, fraguando una red de conexiones que se retroalimenta entre sí, favoreciendo así una estructura de gestión horizontal e inclusiva. Y sus puertas están siempre abiertas a abordar nuevos proyectos y formas de crecimiento colectivo.
La toma de decisiones se lleva adelante mediante asambleas quincenales de las que participan los y las responsables de cada área, preconizando un debate igualador y democrático.
Noviembre fue un mes de agitación artística y social para La Invisible, ya que la atravesaron más de veinte eventos de perfil artístico y de formación cultural, desde lecturas de poesía a través del Poetry Slam Málaga y proyección de películas hasta debates filosóficos abiertos sobre las formas afectivas contemporáneas y varias Jam Session participativas. El calendario completo, que se diversifica de lunes a viernes entre las 18.30 y las 22, puede descubrirse a través de la página www.lainvisible.net.
Si los teatros Cervantes, Cánovas y el Echegaray son la puesta en escena del arte consagrado de la ciudad, más allá de las ornamentas de época, el descomunal árbol navideño y las megalómanas arcadas de Marqués de Larios, detrás de una estrecha puerta de la calle Pérez, la Casa Invisible representa, sin duda, una de los esenciales campos de creación de la cultura emergente malagueña.