Encuentro

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Lo recuerdo como si fuera ayer, nos conocimos en
primavera, era una tarde de sol templado y
fino.
Intimamos sin grandes esfuerzos, la empatía hizo
acto de presencia, en unión de la sensatez y la
serenidad…Desde ese momento, fuiste para mi
enredadera.
Me regalaste el rosado de tus mejillas, y yo te
ofrecí la sal de mi salina.
Navegamos juntos sin bandera, por el mar de la
dicha y la espina…
Y siguiendo por nuestro camino, llegamos a la
conclusión, de hacer caso omiso a los comentarios
salidos de la boca torpe de la gente, para lograr
convertirnos en amor de un mismo puente.

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