La barca

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La contemplé anclada y escorada a estribor…
Ella, se mantenía a la espera de la subida de la
marea, con la finalidad de partir, con la misma
alegría de cada día, regresando a su acostumbrado
y sutil balanceo.
La contemplo en su descanso, y aprecio como tiene
la mirada puesta en la lejanía, donde se divisa el
devaneo del oleaje con cresta de espuma blanca.
En ella, está el placer de surcar el lugar de sus
sueños, donde el poderoso mar en ocasiones, se
muestra y embravecido, y el cielo se acerca a ella
tendiéndole su manto…
Cuando llegó el momento de partir, tan solo me
limité a contemplarla con serenidad, viendo como
se confundía en el horizonte, el cielo el mar y
sus deseos.

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