La cúpula de CCOO respalda a agresores

Trasladamos la experiencia de una sindicalista, que después de trabajar 20 años en CCOO Málaga fue expulsada en 2014 por denunciar una agresión por parte de un compañero “peso pesado” del sindicato.

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Reproducimos la carta que hemos recibido en nuestra redacción:
“…en 2014 fui expulsada del sindicato por haber denunciado una agresión machista contra mi persona por parte de un compañero de trabajo.
La agresión se produjo en junio del 2014 durante el transcurso de una asamblea de delegadxs donde el susodicho me golpeó con un manojo de llaves del edificio—una de ella es antigua y tiene un tamaño y un peso muy considerables- que me provocó un gran hematoma en la cadera.
Hoy me arrepiento de no haber denunciado esta agresión en ese mismo momento delante de la asamblea. No lo hice porque pensaba que en el sindicato había garantías democráticas y que principios básicos, como el respeto a la integridad de las mujeres y el rechazo de cualquier tipo de agresión machista, eran inviolables. Por ello, consideré que lo más adecuado era denunciar posteriormente este hecho en la primera reunión de la Comisión Ejecutiva Provincial.
En una reunión mantenida con el antiguo Secretario General de CCOO Málaga, y la persona que me agredió, el primero me indicó que debía olvidar el ‘incidente’. Consciente de la impunidad de la que gozaba, mi agresor, se atrevió a decirme: “…pues no quería darte en la cadera sino en el chochete.” Me levanté indignada dando por terminada esta encerrona.
Tras comentar estos hechos con varios miembros de la CEP, propuse al Secretario General tratar este tema en la ejecutiva, pero nuevamente se me instó a olvidar el asunto y se me indicó que podría verme fuera de la ejecutiva si insistía. Hice caso omiso a esta advertencia y cuando en la CEP se produjo la valoración de la asamblea de delegados sin realizar ninguna mención a los hechos que he relatado, tomé la palabra, denuncié la agresión y exigí que constara en acta. Todos los miembros del máximo organismo de dirección de CCOO en Málaga guardaron un silencio cómplice.
Todos estos acontecimientos provocaron que a los daños físicos se sumara una crisis de angustia y ansiedad y la consiguiente baja médica. Cuando regresé pasado unos días, me encontré desmantelado el equipo y cerrada la secretaría en la que desarrollaba mi labor sindical. A mi ansiedad se sumó entonces una gran tristeza y confusión, y mi médico decidió ponerme en tratamiento durante varios meses.
En septiembre cuando volví a incorporarme a la actividad del sindicato el Secretario General me dijo que había ofendido a mis compañeros y que debía volver a ganarme su confianza, por lo que, de momento, debía ponerme a disposición de la federación de sanidad. Rechacé tajantemente semejante ‘transacción’: no pienso renunciar a defender mis derechos como mujer  y como trabajadora. Así pues, se produjo mi desliberación y me incorporé a mi puesto de trabajo.
Después de esto realicé una denuncia donde al no ser pareja del agresor no se consideró violencia de género, y por tanto todo que da en una falta ya prescrita.
Ante esta impotencia decidí expresar por medio de mis redes sociales lo que por otros medios ya no podía denunciar. Para mi sorpresa se constituyó una comisión, donde de forma ejemplarizante se me expulsa del sindicato. “Lo que pasa dentro de Comisiones, se queda en Comisiones”.
Volví a reclamar ante la justicia que estaban coartando mi libertad de expresión al expulsarme del sindicato por relatar la agresión y el encubrimiento que viví, pero por falta de apoyo y testigos que me respaldaran el juicio no sale a mi favor.”
Hoy día el agresor y sus cómplices se permiten convocar actos y formar parte de eventos feministas, abanderando la lucha contra la violencia machista.
No podemos tolerar a hombres que aprovechando su situación de poder ejerzan violencia contra trabajadoras, ni que otras personas  establezcan complicidad con el agresor invisibilizando esta violencia.
Los espacios feministas deben ser seguros y cómodos para las mujeres, y no aceptamos en ellos a personas que perpetúan la violencia machista.
NI OLVIDO NI PERDÓN
FUERA AGRESORES Y SUS CÓMPLICES DE NUESTROS ESPACIOS

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