CITA CON LA HISTORIA

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La matanza de los cruzados en Maarat an-Numan

Tal día como hoy 12 de diciembre de 1098, los cruzados cristianos asesinan a los 10.000 habitantes musulmanes de Maarat an-Numan en Siria y comen algunos de los cadáveres de forma ritual.

Para Occidente, los cruzados fueron brillantes caballeros con la misión de salvar los lugares santos de los infieles y asegurarlos para la peregrinación de los cristianos, pero a los ojos de los árabes, fue una invasión bárbara y salvaje, que les mataban, destruían sus hogares y violaban a sus mujeres.

El sitio de Marrat an-Numan tuvo lugar en diciembre de 1098 en esta ciudad siria, por entonces bajo la autoridad fatimí, durante la denominada Primera Cruzada.

Según las crónicas de la época, tras varias semanas de cerco, los habitantes de la ciudad, que vivían principalmente de la agricultura, llegaron al acuerdo con Bohemundo de Tarento, jefe de los cruzados, de cesar la resistencia a cambio de perdonarles la vida.

No obstante cuando los musulmanes cejaron en su defensa, los cristianos entraron en ella la incendiaron, asesinaron a la población y se comieron algunos cadáveres.

Fuentes y testigos denunciaron prácticas de canibalismo ritual por parte de los atacantes, difundidas por tradición oral para crear una visión hostil contra los invasores, pero la pervivencia de esta visión, elevada a mito, se emplea como argumento en apoyo de las tesis del enfrentamiento secular entre sociedades.

Parece que el hambre pudo estar tras los hechos, como así lo afirmaron al año siguiente en una carta al Papa: “Un hambre terrible asaltó al ejército en Maarat y lo puso en la cruel necesidad de alimentarse de los cadáveres de los sarracenos.”

Sobre la hipótesis de canibalismo ritual hay una frase del cronista franco Alberto de Aquisgrán, que dice “¡A los nuestros no les repugnaba comerse no sólo a los sarracenos que habían matado sino tampoco a los perros!. Todo para mayor gloria del único Dios verdadero…”

Parte leyenda y parte realidad, algo terrible debió suceder en Maarat, de lo que los cristianos no deben sentirse en absoluto orgullosos.

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